Las zarzamoras son uno de los frutos rojos con mayor concentración de antioxidantes y gracias a las más novedosas variedades de doble cosecha, podemos disfrutar de unas enormes y deliciosas moras durante varios meses al año. Las plantas de zarzamora pertenecen al género Rubus de la familia de las rosáceas, al igual que las frambuesas. Son plantas de rápido crecimiento, tremendamente vigorosas, productivas y muy fáciles de cultivar en nuestros huertos, jardines o terrazas. Además gracias a su altísima concentración en antioxidantes o fitoquímicos su consumo regular nos aporta un montón de beneficios a nuestra salud, como la eliminación de los radicales libres de nuestro cuerpo, lo que provoca que tengan propiedades antiinflamatorias y anticancerígenas, entre otras muchas, de las cuales hablaremos más abajo.
Tradicionalmente las zarzamoras han sido de sabor agrio o ácido y con grandes espinas, sin embargo con las nuevas variedades las espinas son cosa del pasado y gracias especialmente a las variedades más recientes de doble cosecha, podemos disfrutar de unas zarzamoras muy dulces, jugosas, de gran tamaño y con un periodo de cosecha de 4 a 8 meses, según la zona climática, haciendo de estas plantas un complemento perfecto para nuestros huertos o terrazas.
Sin embargo hay una ultimísima novedad, que son las zarzamoras enanas, enfocadas principalmente a cultivo urbano y que muy pronto podrás encontrar en nuestro vivero.
¿Quién no ha visto alguna vez matas de zarzamora silvestre cuando vamos de ruta por los montes o bosques de España o Europa?
Y es que las zarzamoras son la baya silvestre por excelencia. Encontramos zarzamoras silvestres en Europa, Sur de Asia, América y el Norte de África, y debido a esto, las plantas de zarzamora se han ido hibridando de manera natural durante siglos y es muy difícil saber con exactitud el número de especies que existen, aún así, los expertos hablan de más de 350 especies de zarzamoras, siendo la especie americana Rubus fruticosus la más importante, debido a que de ella y sus respectivos cruces, derivan la mayoría de variedades comerciales.
A modo de curiosidad hay otras especies de menor importancia como la especie europea Rubus ulmifolius, Rubus armeniacus conocida como la zarzamora del Himalaya, Rubus coreanus originaria de Japón y Korea o Rubus floribundus la zarzamora de los Andes.
¡En lo que sí coinciden todas y las diferencia de sus “primas” las frambuesas, es que al recolectar sus frutos el receptáculo no se queda en la planta y por tanto las zarzamoras no son huecas, como sí lo son las frambuesas!
Cuando pensamos en zarzamoras, a todos se nos viene a la cabeza esos preciosos frutos de color negro, ¿Pero sabías que hay alguna excepción?
Pues sí, y una de ellas está en el norte de Europa, especialmente en Escandinavia, donde es originaria la especie Rubus chamaemorus, que produce unos preciosos frutos de color naranja salmonado, muy apreciados en la cultura popular nórdica y que son conocidos como “Cloudberry”, “Molteberry”, “Nordic berry” o erróneamente “Zarzamora de los pantanos” y es que como en otros muchos casos, se ha traducido mal al castellano, ya que donde crece es alrededor de los Lagos tan habituales en Laponia, Escandinavia y el Norte de Europa.
En una futura entrada de blog escribiremos sobre esta “Zarzamora de los Lagos” que no debemos confundir con la frambuesa Salmon o Salmonberry. También hablaremos sobre otras especies y variedades muy peculiares, como la zarzamora blanca “Iceberg” o “Snowbank berry”, bautizada así por su creador Luther Burbank, un controvertido botánico americano del siglo XIX, que obtuvo está rareza en 1894. ¡Y ya que nos hemos remontado al pasado, hablemos de historia!
Las zarzamoras se han utilizado para tratar problemas intestinales y fiebre durante más de 2000 años, los primeros registros europeos hablan de que los griegos y los romanos ya usaban zarzamoras como remedio para muchas enfermedades, principalmente usaban la raíz, la corteza y la hoja para aplicaciones medicinales. En la otra parte del mundo, los nativos americanos las usaban como alimento, medicina y para teñir pieles de animales, ya que las zarzamoras se usan para hacer un tinte índigo o púrpura. También usaban las cañas y las enredaderas de zarzamora para hacer cordeles.
En Europa, era común plantar las zarzamoras alrededor de las aldeas o poblados, para ofrecer protección contra los animales e incluso las antiguas tradiciones folclóricas y de brujería, afirmaban que las hojas de zarzamora ayudan a devolver el mal a los enemigos que las enviaron y al mismo tiempo eliminan los espíritus malignos de su hogar. El folclore inglés antiguo, dice que pasar por debajo de un arco de zarzamoras cura o previene hernias, rupturas y granos. En cambio la tradición celta decía que las moras eran frutos de hadas y por lo tanto, prohibidas para comer.
Si bien, aunque las zarzamoras nos han acompañado desde hace miles de años, no fue hasta el siglo XIX cuando se comenzó a domesticar, creando las primeras plantaciones profesionales y dando lugar a la obtención de las primeras variedades por parte del hombre.
Gran parte del desarrollo del cultivo comercial de la zarzamora comenzó en Estados Unidos, con el lanzamiento de la primera variedad comercial, en 1880, sin embargo, unas de las primeras variedades comerciales usadas ampliamente fue un híbrido entre zarzamora y frambuesa, conocido como Loganberry, en honor a su creador James Harvey Logan.
Estos híbridos como el Tayberry, Boysenberry y el propio Loganberry, que podéis comprar en nuestro vivero, merecen una mención aparte y por ello hablaremos más a fondo en una futura entrada de blog.
Volviendo con las zarzamoras, las primeras variedades comerciales tenían espinas, como las zarzas originales de las que provienen y poco a poco fueron remplazando al Loganberry, sin embargo no fue hasta el año 1920 de la mano de Luther Burbank, cuando comenzaron a salir al mercado variedades sin espinas, que en ese momento eran mucho peores en cuanto a rendimiento y calidad de los frutos se refiere. Y no fue hasta la década de los 90 del siglo pasado, cuando el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) desarrolló las primeras variedades de zarzamoras sin espinas, de gran rendimiento, fruto grande y sabroso, que incluso se podían adaptar a cosecha mecánica.
Muy recientemente han salido al mercado las primeras variedades de doble cosecha o remontantes de gran calidad, como la variedad ARK-45, que producen 2 cosechas al año y que nos permiten producir unas deliciosas zarzamoras durante varios meses cada temporada.
En Europa el cultivo de zarzamora es más reciente y está más extendido en los países del norte como Alemania, Países Bajo o Inglaterra, en España sin embargo es todavía un cultivo poco frecuente, en comparación con el cultivo de fresas o arándanos.
Las plantas de zarzamora son arbustos autofértiles tremendamente vigorosos y robustos, con una vida útil que puede superar fácilmente los 15 años, tienen un sistema radicular muy extendido y superficial, aunque es un poco más profundo que el de la frambuesa, pero menos invasivo. Todas las plantas, tanto las de 1 sola cosecha como las remontantes, emiten tallos bianuales, es decir, solo duran 2 años; el primer año se desarrollan y al segundo año justo después de producir las últimas zarzamoras a final de verano u otoño se secan y se podan a ras de suelo. Al ser plantas tan vigorosas, los tallos de zarzamora pueden superar fácilmente los 2 metros de longitud, por lo que un sistema de tutorado será necesario, para sujetar los tallos y que no se caigan al suelo, en especial, cuando sea la época de cosecha y la fruta se pueda dañar si se caen contra el suelo. Principalmente se usan 2 tipos de tutorados con alambres, la doble T o postes paralelos, como podéis ver en el vídeo de “podar frambuesas remontantes”.
La distancia recomendada entre plantas de zarzamora es de 1 a 1,20 metros ya que son más vigorosas que las frambuesas y en el caso de que hagamos varias calles, se debe respetar un mínimo de 2 metros de pasillo.
Debido a su origen en diferentes climas, las plantas de zarzamora tienen una alta tolerancia tanto a temperaturas muy frías de -15 ó -20 grados Celsius durante su parada vegetativa, hasta temperaturas veraniegas de 35 a 40 grados o incluso superiores. Si bien, en zonas muy cálidas una orientación semisoleada es lo más recomendable, además de riegos diarios en verano, así que te dejamos este vídeo sobre como instalar un sistema de riego con inyección de forma muy sencilla.
Y aunque las plantas de zarzamora son muy resistentes y menos exigentes en cuanto a requerimientos de suelo, recuerda que son frutos del bosque, por lo tanto, necesitan suelos ácidos, con buen drenaje, ligeros y con un buen contenido en materia orgánica. En caso de que nuestro suelo sea muy arcilloso o que queremos cultivar zarzamoras en nuestra terraza, como por ejemplo las zarzamoras enanas, se pueden cultivar fuera de suelo en maceta sin ningún problema, tan solo necesitaremos una maceta de 15-20 litros de capacidad y un sustrato ácido para cultivo en macetas. Y no nos podemos olvidar del abonado, las zarzamoras necesitarán todos los años un buen aporte de nutrientes. Y por eso te recomendamos usar nuestros abonos específicos para frutos rojos de liberación controlada 8 meses, que facilitan enormemente la tarea de abonar tus plantas, al ser suficiente con añadirlos 1 sola vez al año o en el momento de plantación.
Las zarzamoras como la mayoría de frutos rojos, son de hoja caduca, así que con los primeros fríos del otoño/invierno, las plantas de zarzamora comenzarán a reducir su actividad y poco a poco las hojas tornarán a los característicos colores rojizos del otoño y se acabarán cayendo al suelo. Sin embargo, en zonas de inviernos templados, es muy probable que las plantas no acaben nunca de perder todas las hojas y en cuanto vuelva el buen tiempo, comenzarán a producir hojas nuevas y convivirán hojas viejas y nuevas, al igual que pasa con las variedades de arándano Legacy o Alix blue.
¡Es totalmente normal que tanto a final de verano como después del invierno las hojas viejas comiencen a tener manchas o ponerse muy feas! Así que nada de sustos por eso, esas hojas se acabarán cayendo y a medida que avance la primavera irá dando paso a las hojas nuevas.
Las hojas de las zarzamoras tienen unos característicos bordes aserrados, unos nervios muy marcados, y un haz de color verde brillante mientras que el envés es grisáceo y aterciopelado debido a unas pequeñas vellosidades.
En cuanto llegue la primavera o incluso en invierno en climas mediterráneos, comenzaremos a ver hincharse los botones florales y poco después comenzarán a aparecer las primeras flores, que son muy vistosas y bonitas formadas por 5 pétalos, además la mayoría de ellas son hermafroditas y autofértiles, por lo que no es necesario combinar diferentes variedades.
Los pétalos de las zarzamoras son blancos, con tonos violetas en ciertas variedades y a veces tienen pequeñas manchas rojizas, provocando que estas flores sean muy atractivas para los insectos, como abejas o abejorros, que ayudarán a la polinización de nuestras plantas. La época de floración de la zarzamora dura de 3 a 4 semanas en las variedades tradicionales y de 4 a 7 meses en las variedades de doble cosecha, según la climatología de la zona. Una vez las flores se han polinizado correctamente, comienza el proceso de formación de los frutos.
Agronómicamente las zarzamoras son drupas, como ya os explicamos en la sección de preguntas frecuentes. Al principio los frutos son de color verde pero poco a poco durante el proceso de formación y maduración irán tornando al rojo y por último al característico color negro azabache de las zarzamoras. Gracias a las nuevas variedades disponemos de zarzamoras muy grandes, llegando a superar los 5 cm de longitud, produciendo frutos muy jugosos y dulces con un sabor exquisito.
Como ya mencionamos anteriormente, cuando recolectamos las zarzamoras, no se desprenden de su receptáculo, a diferencia de las frambuesas que se quedan huecas, lo que provoca que las zarzamoras sean más resistentes y tengan una mayor vida postcosecha.
Otra diferencia respecto a las frambuesas, es que según variedades, las semillas se notan algo más cuando nos llevamos a la boca estos frutos.
Y si por algo se distinguen las zarzamoras es por ser literalmente una autentica bomba de antioxidantes, de ahí su color negro azabache. La concentración en antioxidantes de la zarzamora es tal, que está casi a la altura de la frambuesa negra o la aronia, con la gran ventaja de que las zarzamoras tienen un sabor delicioso.
Gracias a esto el consumo regular de zarzamoras, nos aporta un sinfín de propiedades y beneficios a nuestra salud. Las zarzamoras tienen altas concentraciones en antioxidantes como las antocianinas y ácidos esenciales, así como minerales y vitaminas.
Como ya mencionamos en la entrada de blog “Beneficios de los arándanos”, los antioxidantes tienen un efecto protector y rejuvenecedor en nuestro cuerpo al eliminar los radicales libres, los cuales, están involucrados en muchas patologías y enfermedades. Las zarzamoras protegen nuestra salud cardiovascular, tienen propiedades antiinflamatorias, anticancerígenas, antimutagénicas y previenen las enfermedades neurodegenerativas.
Y no solo el fruto es aprovechable, ya que los taninos de las hojas ayudan a combatir la diarrea y la disentería. Además las hojas de zarzamora se pueden combinar con hojas de salvia para ayudar con las dificultades digestivas y la hinchazón. Así que hacerse un té de hojas de zarzamora es más que recomendable, al igual que el té de hojas de grosella negra.
Después de leer todo esto, ¿A qué estas esperando para añadir unas plantas de zarzamora a tu huerto, jardín o terraza? En nuestra web puedes comprar plantas grandes de varios colores. Pulsa aquí para comprar.
Elaborado y redactado por Adrián García Villar, Ingeniero Agrónomo por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Nº Colegiado 215, Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos del Principado de Asturias (COIASTUR).
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